una historia
Elena estaba conduciendo al campo con el cadáver de su mejor amiga quien ella mató hace dos horas con la pata de madera de su sofá en su maletero cuando un policía la detuvo. «¿Vería su licencia y registro?» «Sí, señor. ¿Hay una problema?» «. . .» Los tomó y caminó a la parte de atrás de su coche alumbrando una linterna. Unos pocos momentos. «¿¡Qué lo es!?» Abrió su puerta trasera y levantó una bolsa de plástico, rellenó con marihuana. «¡No es la mia!» No fue. «¡Encérrate!» Ella lloraba. «Esto no parecerá bueno en tus antecedentes penales. . . pero yo sé como yo puedo ayudarte. . .» Una sonrisa esbelta y enfermiza se extendió de sus labios. La agarró en la plaza posterior de la coche del policía, arrancando sus pantaletas. Elena gritó cuando la entró. Después, enterró la cadáver y volvió a su casa. Acurracádose en su cama, agradeció al policía por haciéndola darse cuenta de la persona que ella es verdaderamente. Esperó que él se daría cuenta de esto también.
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